martes, 10 de agosto de 2010

Sexualidad En Colombia (Lectura grado octavo)


Un articulo de Antonio Valencia

Miradas profundas, penetrantes, lascivas, llenas de picardía y de deseo; miradas que atrapan y que manejan todo un mundo explosivo de pasiones que provocan en el lugar menos esperado un desenfreno de querer ser atrapados por un instante sexual sin importar qué pasará después.

Podría ser molesto para algunos encontrarse en esta situación o podría ser placentero vivir esta experiencia que a diario se vive en las calles de diversas ciudades y pueblos de Colombia, donde manifestar abiertamente la atracción sexual sin ningún tapujo al sexo opuesto e incluso hacia el mismo sexo, es algo que ya hace parte de nuestra cultura.

Muchas personas que visitan Colombia, se sorprenden de cómo los colombianos se provocan sexualmente sin ningún pudor y es que de la época de mentes castradas por la religión y la educación de padres reprimidos es algo ya del pasado.

Pero lo preocupante de todo esto es que hoy podemos ver a niños manteniendo una precoz vida sexual, en donde niñas de 13 años quedan embarazadas teniendo bebés sin aún haber desarrollado cien por ciento su aparato reproductor femenino, cosa que es completamente alarmante en un país que, por el “moderno pensamiento” ha permitido que situaciones como estas que se ven a diario en noticieros, periódicos y revistas, no sean resueltas y que en vez de llevarnos hacia un posible desarrollo sociocultural, nos está más bien dirigiendo hacia la destrucción de los patrones de comportamiento.

Según la ENDS de 1995, el 17% de las mujeres de 15 a 19 años ya es madre o está embarazada de su primer hijo. A los 19 años ya son 4 de cada 10 y entre ellas hay un 9% que ya tiene por lo menos 2 hijos. La mitad de las mujeres ha tenido su primera experiencia sexual antes de los 20 años, en promedio casi un año antes del establecimiento de la primera unión.

La edad de inicio de la vida reproductiva ha variado poco en los últimos 20 años. La mitad de las mujeres tienen su primer hijo antes de cumplir los 22 años, y entre las mujeres con mayor educación se observa la tendencia a retrasar la iniciación de la maternidad. Entre las mujeres de 15 a 19 años en unión, ya el 30% manifiesta su deseo de no querer más hijos y el 71% de las que ya tienen 2 hijos no desean tener más.

La importancia de los embarazos en las adolescentes radica en los mayores riesgos de salud, sociales, psicoafectivos y económicos para el normal desarrollo del embarazo, el parto y la crianza de los niños.

Lo triste es que todas estas situaciones que se vienen presentando, a muchos les entra por un oído y les sale por el otro, desde hace ya varios años, muchos padres cómo control de “supuestos embarazos” entregan abiertamente a sus hijos desde la edad escolar, condones y métodos anticonceptivos por no poder encontrar otra forma de prevenirlos del paso que tarde que temprano estos darán. De antemano esto no es alarmante, sino la falta de orientación hacia la vida sexual que no se brinda, a pesar de la cátedra escolar; lo cual lleva a que se viva todo el placer amatorio deportivamente, produciendo multiples consecuencias que destruyen el progreso de las familias colombianas.

Es de pensar, que la raíz de todo este problema, se debe en especial al tabú que durante más de quinientos años vivimos los colombianos, en donde hablar de sexo era sinónimo de pecado y enfermedad y aún hoy el hecho de que un padre explique a sus hijos sobre cómo prepararse para el día en que se realice el coito es tema aparte sin posibilidad de conversación.

Muchas situaciones se presentan ante la búsqueda de emociones diarias. El incremento del SIDA en Colombia es cada vez más alarmante y estamos casi llegando al mismo nivel de países como Brasil y África que llevan la bandera de esta triste enfermedad.

Con este artículo no pretendo caer en un moralismo exacerbado, pero si de alertar a las personas que por momentos de placer pueden destruir todo sus sueños e ilusiones de una mejor vida. La promiscuidad y el sexo inseguro es algo que tarde que temprano trae sus consecuencias, una vida vacía, llena de tristezas, de algo que falta y no saber qué, porque vivir el amor y las relaciones sexuales no significa entregarse a cualquier persona sin saber qué hay más allá de la apariencia agradable que pueda tener.

Colombia necesita reflexionar más sobre este aspecto, el progreso mental de un país no debe caer en el libertinaje y la falta de conciencia en la conducta de vida, crecer es también medir las consecuencias de lo que puede acarrear un paso mal dado.